España es casi una isla, una península, que es lo que etimológicamente significa este término. Está rodeada de tres mares, esto hace que el mar tenga un significado muy especial y haya configurado la historia de la Península Ibérica, desde los griegos, romanos y fenicios.
Los antiguos navegantes descubrieron y abrieron nuevas rutas marítimas, para el comercio, descubriendo nuevas tierras. Todo este trasiego de idas y venidas, principalmente en los siglos XVIII y XIX, durante la colonización de América, los españoles llevaron consigo sus tradiciones musicales y el folclore, incluyendo el flamenco.




En las colonias americanas, estas influencias se mezclaron con las melodías y ritmos locales, creando una rica amalgama de estilos musicales. Toda esta amalgama de ritmos afroamericanos, indígenas y europeos se fundieron con el flamenco dando origen a nuevos sones aflamencados que vinieron de “Vuelta” a la Península Ibérica. Toda una compleja y recíproca retroalimentación cultural y musical.




De ahí han surgidos los palos denominados de “Ida y Vuelta”. Estilos que incorporan influencias americanas y africanas, junto con el carácter expresivo y apasionado del flamenco tradicional.
Este grupo de cantes incluye la rumba, la vidalita, la milonga, la colombiana y la guajira, a esta última dedicaremos nuestro programa de hoy.
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