A lo largo del siglo XIX coexistieron dos tendencias en la guitarra: por un lado, la guitarra clásico-romántica o escuela ecléctica y por otro, los tocaores. La primera fue iniciada por Tomás Damas, Jaime Bosch y el inconmensurable Julián Arcas; mientras que entre los tocaores destacaron el Maestro Patiño, El Maestro Pérez, Paco “El Barbero” y el colosal Paco de Lucena. Sin duda alguna hubo entre ambas escuelas una fuerte influencia y fue a principios del siglo XX cuando bifurcaron sus caminos definitivamente.
Será en las primeras décadas del siglo XX cuando la guitarra flamenca vivirá una auténtica revolución que, hasta entonces, venía siendo usada casi exclusivamente en su faceta de acompañante al cante y al baile.
Esta nueva generación de tocaores-guitarristas flamencos, inquietos por expandir y ampliar las posibilidades musicales del instrumento, establecerían puntos de contacto con otros guitarristas clásicos como la relación de Miguel Borrull con Francisco Tárrega, o la de Miguel Llobet y Rafael Marín con Ramón Montoya, quienes le enseñarían conceptos clásicos para ser aplicados a la técnica del flamenco.
Primero con el magisterio de Ramón Montoya y después con dos revolucionarios, la técnica y calidad interpretativa de Sabicas y el virtuosismo y aportaciones armónicas de Paco de Lucía, estos tres grandes genios de la guitarra aplanaron el terreno a las generaciones venideras y ya nada fue igual para la historia del flamenco después del paso de estos tres gigantes de la sonanta.
Ramón Montoya Salazar, padre fundador de la guitarra flamenca moderna, nació el 3 de Noviembre de 1880 en la madrileña Ronda de Toledo, y creció en el castizo barrio madrileño de Lavapiés. Descendiente de una familia gitana que se dedicaba a la trata de ganado, ya de muy joven, Ramón se sintió atraído por el flamenco y particularmente por la guitarra flamenca.
Montoya se inició en el Café de la Marina, en el que debutó y estuvo como guitarrista a lo largo de ocho años. En dicho Café, Montoya estuvo acompañando el baile de Faíco y junto a él recreó el acompañamiento de la farruca y el garrotín. Otros cafés madrileños en los que actuó fueron el Café de Naranjeros, el Café del Gato, el Café de la Magdalena y el Café del Pez.
Montoya es considerado uno de los más importantes y revolucionarios guitarristas de todos los tiempos. Se le atribuye el desarrollo de diferentes técnicas guitarrísticas como el tetrámolo o trémolo de cinco notas, los arpegios de 6 notas, el desarrollo de una sofisticada técnica de pulgar, destacando el alzapúa moderno, la ejecución staccato de escalas o picados, una amplia batería de rasgueados, así como innovaciones y creación de algunos toques como la minera en SOL# (sol sostenido) o la rondeña con una encordadura especial de la 6ª en RE (sexta en RE) y la tercera cuerda en FA# (fa sostenido).
Nos dejó Don Ramón Montoya guitarrista, compositor y padre de la guitarra moderna, un 20 de julio de 1949, en su casa de Madrid, en la calle de la Cabeza número 11 del Barrio de Lavapiés, a la edad de 69 años.