LA SAETA FLAMENCA: ORIGEN Y EVOLUCIÓN

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua de principios del siglo XIX, el término saeta aparece con la siguiente definición: Cada una de aquellas coplillas sentenciosas y morales que suelen decir los misioneros.

Esta tradición de cantar a los pasos de las procesiones de Semana Santa en Andalucía, se remonta a varios siglos atrás. En el año 1.691 aparece documentado en Sevilla un canto conocido como saeta que cantaban los Hermanos del Pecado Mortal y los de la Aurora.

En un principio las saetas eran cantadas por religiosos a modo de salmodias o plegarias. Será a partir de mediados del siglo XIX cuando surge la saeta popular y comienza la costumbre de ser el pueblo el que las cante para expresar sus sentimientos religiosos.

Estas saetas primitivas y antiguas se han perdido en su mayoría, aunque todavía se conservan y se cantan algunas como: las saetas llanas o viejas y las cuarteleras. De estas, con toda seguridad, nació la saeta flamenca que ha ido evolucionando, con el paso del tiempo, hasta culminar en la saeta que conocemos actualmente. Nombres como Enrique «El Mellizo», Don Antonio Chacón, Manuel Torre, entre otros, han ido aportando sus personalidades para la culminación de lo que hoy entendemos por saeta flamenca.

Se apunta a Enrique El Mellizo, cantaor gaditano, a unos de los creadores de la saeta, pero no hay pruebas que así lo confirmen. Actualmente, la opinión más generalizada, es que el aflamencamiento de la saeta se debe al cantaor sevillano Manuel Centeno.

Fila superior: Rufino Rivas, Araceli González, Paqui Rosales, José García «El Petro», Juan de Córdoba. Fila inferior: Isabel Guerrero, Pepe López, Sebastián Navas, Cristina Maestre y Anastasio Ortigosa.
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