144 – FLAMENCOS EN EL OLVIDO: EL NIÑO DEL MUSEO

Francisco Rojas Cortés, más conocido en el mundo del flamenco como El Niño del Museo, nació en la calle Pedroche de la localidad cordobesa de Adamuz, un viernes 23 de junio de 1905 a las 21:00 horas, según su acta de nacimiento. Hijo de Manuel Rojas García más conocido como “Manolito Arquino” y de Catalina Cortés Ranchal conocida como “La Ranchala”.

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Su padre era arriero, profesión que Francisco asumió desde niño. Y desde niño cantaba subido en un burro acompañando a su padre. Cuentan los más viejos de su pueblo, como paraban de trabajar en las tareas del campo cuando escuchaban al Niño entonarse por fandanguillos. Los barrancos tronaban con aquella portentosa voz, todavía sin pulir.

Empieza su vida artística en Sevilla cuando, haciendo su servicio militar, es invitado a cantar junto a Pericón de Cádiz en la taberna cercana al Museo de Bellas Artes, llamada por ello Taberna de El Museo.

Con este nombre de Niño del Museo, que recibió de la taberna sevillana, actuó en el famoso Café de Chinitas de Málaga.

Pronto empezó a cosechar éxitos y no le faltaban los contratos. Entre 1928 y 1936 estuvo compartiendo escenario con las grandes figuras de la época, compitiendo con Vallejo y El Cojo de Málaga, lo que le vale un contrato en el Café de Chinitas.

En 1931 conoce en Barcelona a la bailarina y actriz madrileña Tomasa Moreno Díaz, de nombre artístico La Tomasa, con la que contrajo matrimonio y formó pareja artística. La Tomasa aprendió el baile flamenco de la mano del bailaor jerezano “El Estampío” en su academia de Madrid.

Juntos pertenecieron a diversos grupos artísticos en gira por toda España. Destaca su debut con La Copla Andaluza y su permanencia de mes y medio, en la primavera de 1932, en el Teatro Pavón de Madrid.

El año 1933 lo pasa prácticamente en Buenos Aires con la compañía de Estrellita Castro y con resultado ruinoso, según su biógrafo Juan Antonio Mejías León. Sin embargo, América no debió defraudar a Paco y Tomasa, ya que volvieron en otras ocasiones; incluso ya viuda la segunda, reanudó allá su vida artística.

Después de la Guerra Civil, intentó rehacer su profesión artística, pero no le fueron bien las cosas y se retiró en 1944 a una huerta en su Adamuz natal y para ejercer de tabernero.

Su propensión a la bebida que, se acentuó por su retiro artístico, posiblemente influyera en el aceleramiento de la hidropesía que acabó con su vida. Según su acta de defunción, el Niño del Museo fallece un 24 de octubre de 1947, a las 6 de la tarde, en su domicilio de la calle de la plaza José Antonio de Adamuz, a consecuencia de una insuficiencia cardíaca (ascitis), a la edad de 42 años.

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