Si en la época de la Edad de Oro del Flamenco, segunda mitad del siglo XIX, se incrementó la aparición de las mujeres en el Flamenco, no podemos decir lo mismo de la etapa posterior llamada Ópera Flamenca, primera mitad del siglo XX. Sin embargo, muchas mujeres dejaron su impronta en el Flamenco con creaciones de palos o estilos de cantes que han llegado hasta nuestros días. Podíamos citar a La Serneta, La Trini, Paca Aguilera, Anilla la de Ronda, La Roezna, María Borrico o Pepa de Oro, por poner algunos ejemplos.
LA ROEZNA (187?-195?) De Dolores Tinoco Fernández, “La Roezna”, sabemos muy poco de esta cantaora alcalareña. Se cree que nació en Alcalá de Guadaíra (Sevilla) en la década de los 70-80 del siglo XIX y falleció en su ciudad natal a mediados del siglo XX a una edad aproximada de 75 años. Destacó en el cante por soleá de Alcalá. Viene de familia de herreros por parte de su padre que hacía roeznos, que era un elemento metálico que se utilizan en los molinos de la localidad. Se casó con José Jiménez Granado “Josele”, con el que tuvo cuatro hijos: Reyes, Pepa, Sebastián y Ramón, este último se hizo llamar Juan Barcelona por que en el parto que fue difícil, la Roezna exclamó “este niño es más grande que Barcelona”. La Roezna vivió en una de las cuevas que había al pie del castillo de Alcalá, casa cueva que aún se conserva en perfecto estado y allí sacó adelante a sus cuatro hijos. La Roezna fue una de las precursoras de la Soleá de Alcalá y fue pariente de Joaquín el de la Paula.
MARIA BORRICO (1830-????) Otra cantaora que dejo huella en el cante fue María Fernández Fernández, cantaora de raza gitana que nació en San Fernando en 1830, así al menos la sitúa el padre de los hermanos Machado, Don Antonio Machado Álvarez más conocido con el seudónimo de «Demófilo”. Es más conocida en el Flamenco por “María Borrico”, nombre poco romántico para una cantaora extraordinaria. Fue la hermana mayor de Pedro Fernández «El Viejo de La Isla”, cantaor que creó un estilo de seguiriya conocido como seguiriya de “El Viejo de la Isla”. En este libro “Colección de Cantos Flamencos”, Demófilo nos dice que esta cañaílla, María Fernández fue famosísima cantaora de seguiriyas, de entre las que se ha hecho célebre su conocidísima seguiriya de «cambio». El cambio es una modificación que se hace al final de una tanda de algún cante, en este caso tras una tanda de seguiriyas. Se dice que ella renovó la seguiriya del Fillo, discípulo éste del Planeta, de quien se cree que fue el primer cantaor flamenco.
PEPA DE ORO (1871-1918) De Josefa Díaz Fernández sabemos que nació en Jerez de la Frontera, provincia de Cádiz un 29 de enero de 1871, en la calle Mirador número 17 del barrio Santa María. Hija del matador de toros Paco de Oro. Viajó con su padre a América y trajo las primeras milongas aflamencadas del folklore argentino en 1904. Más conocida en el mundo del Flamenco como Pepa de Oro, sobrenombre de su padre porque era muy rubio. Recibió los aplausos que llenaban noche tras noche los Cafés Cantantes de Cádiz, Jerez de la Frontera, Sevilla Málaga y Madrid. Según Fernando el de Triana: «Pepa fue una puntera bailaora que como número extraordinario cantaba unas milongas que a la vez bailaba, y que el público aplaudía con verdadero entusiasmo». Pepa de Oro fallece en su ciudad natal un 18 de mayo de 1918 a la edad de 47 años.
Estas tres mujeres dejaron su huella y su impronta en el Flamenco y actualmente son recordadas por los aficionados al cante, cada una en su especialidad: La Roezna por su soleá, María Borrico por su seguiriya y Pepa de Oro, por su milonga.
3 Me gusta